Durante varios años estuve en contacto con el pintor, etnógrafo e historiador ruso del pueblo gitano, Nikolay Bessonov.
Tiene una página maravillosa sobre el pueblo gitano, tal vez la más completa sobre el tema que yo conozca. En ella se reflejan años y años de investigación, trabajo de campo, miles de fotos y archivos. La página no siempre está disponible por cuestiones de mantenimiento:
Éste artículo fue el primero que Nikolay me pidió que tradujera al español. Luego hubo otros, antes de que él falleciera en 2017.
Publico la versión reducida, ya que el artículo es un poco largo.
Mito acerca de la "tribu nómada"
Cuando en la prensa se trata el tema gitano, los
periodistas constantemente usan la frase “éste pueblo nómada”. Si un ruso se
traslada de una ciudad a otra, es un banal cambio de domicilio. Pero si en una
ciudad aparecen los gitanos, la terminología enseguida cambia. Se dice que han
“migrado”.
Pero tal vez, ¿la vida sedentaria masiva ha
aparecido hace poco? ¿Tal vez tienen razón aquellas opiniones de que el gitano
desde antaño sólo sueña con las carreteras y el viento libre?
Los hechos demuestran que en el siglo XIX la mayoría
de los gitanos del mundo llevaban una vida sedentaria. Además, si miráramos
atrás en la profundidad de los siglos, encontraríamos el mismo panorama. Si
analizamos el pueblo gitano en general (sin centrarnos sólo en la Europa
Occidental), los nómadas siempre eran la minoría.
Trataré de explicar esta paradoja con más detalle.
Los franceses, alemanes, rusos, también los ingleses
desde su punto de vista ciertamente durante mucho tiempo veían el predominio de
los gitanos nómadas. Fueron circunstancias históricas. Y resulta que sin querer
extrapolamos la situación pasada de nuestros países al resto del mundo.
Pero el grueso de los gitanos siempre vivía en la
Europa del Este, no en la Europa Occidental. Tampoco podemos perder de vista a
Asia. Y en el Oriente (donde no había persecución) los gitanos desde antaño
tenían parcelas de tierra y casas. En la literatura con frecuencia se menciona
el poblado gitano de Modón donde ya
desde el siglo XIV vivían las familias de herreros. Estas personas tenían casas
de arcilla con techos de paja, no tiendas. Y este poblado a la orilla
occidental del Peloponeso no era una excepción.
Con frecuencia encontramos que las primeras
menciones escritas acerca de los gitanos de algún territorio determinado no son
documentos judiciales sobre los cuatreros de aduar sino registros de compra de
casas en la ciudad. Además, lo interesante es que los edificios se ubicaban en
el sector caro (cerca de la plaza del mercado). Los papeles nos llevan a
entender que los nuevos propietarios pagaban honestamente por la compra y se
convertían en contribuyentes formales.
Así que teniendo en cuenta la situación en el
Oriente, el mito acerca de “la tribu nómada” empieza a tambalearse de una manera
considerable. ¡Pero en el Occidente las cosas tampoco son tan uniformes!
Es costumbre escribir acerca de los gobiernos que
intentaban asentar a los gitanos y fracasaban en el intento. La historia no
sostiene esta tesis. En los tiempos de María Teresa el gobierno de Austria hizo
serios esfuerzos para asentar a los gitanos. Simultáneamente se hizo un
experimento parecido en España. En ambos casos se obtuvo éxito. En España la
migración como fenómeno se erradicó ya a principios del siglo XIX. Actualmente
la mayoría de los gitanos españoles tiene su vivienda y en gran manera está
integrada en la sociedad. Tocante a la actividad del gobierno austríaco,
podemos ver los resultados en así llamados “gitanos de Burgenland”.
Regresemos a la Europa del Este y los Balcanes.
El libro de gitanólogos búlgaros Elena Marushiakova
y Veselin Popov “Gitanos en el Imperio Otomano”
muestra mucho interés al tema de
asentamiento gitano. Basándose en las fuentes antiguas, los autores nombran las aldeas con fincas
gitanas y describen el sector gitano que se dedicaba a la agricultura. Resulta
que los viajeros occidentales con asombro
subrayaban que en la parte oriental había mucho menos gitanos nómadas
que en sus propios países. Los datos acerca de los gitanos integrados se remontan
al siglo XVI. Por ejemplo, la lista de los gitanos según profesión (hecha para
recaudar los impuestos en los años 1522-1523) contiene muchos oficios que son
posibles solamente en caso de asentamiento. Son: guardas, sirvientes,
carniceros, queseros, horticultores, pastores, cirujanos y hasta monjes. En el
siglo XIX surgió el verdadero proletariado gitano. Cuando en el año 1836 en la
ciudad de Sliven se abrió la fábrica de textil, su personal de obreros y
obreras fue exclusivamente de esta minoría étnica. Los búlgaros no querían ser
obreros. Durante el siguiente siglo y medio el núcleo de los trabajadores de la
fábrica lo constituían los gitanos de Sliven.
Marushiakova y Popov escriben que ya en sus inicios
la Gitanología como ciencia equivocadamente nombró el estilo de vida nómada
como preferido por los gitanos.
Voluntariamente o involuntariamente, la importancia de la vida nómada se
exageraba. Sin embargo los hechos contradecían las construcciones
especulativas. Como es sabido, en Bulgaria el decreto de asentamiento
obligatorio fue suscrito en el año 1958. Hasta ahora muchos de los autores
gitanos toman esta acción como un crimen de estado socialista totalitario en
contra de las bases más profundas de la vida gitana. Sin embargo, lo más
importante en el artículo de gitanólogos búlgaros son las cifras. A los
mediados del siglo XX más de 90 por ciento de la comunidad gitana había elegido
voluntariamente y sin ninguna presión gubernamental la vida bajo el techo de su
propia casa.
También son significativas las cifras en otras
regiones. Disponemos de cifras en Bucovina. En el año 1780 había dos veces más familias
sedentarias que nómadas (534
y 242 respectivamente). Sin embargo, cien años después (en el 1878) en la misma Bucovina todos los
gitanos locales se habían asentado.
En Besarabia en el año 1858 se recopilaron los datos
estadísticos de gitanos pertenecientes a los terratenientes. Resultó que según
el estilo de vida se dividían casi por la mitad: 2481 eran nómadas y 2978 sedentarios. No obstante, los
nómadas eran minoría.
En la conciencia común Rumanía aparece como el país
“clásico” de migraciones. Es cierto que las tradiciones de vida en carruajes y
tiendas allí nunca se han interrumpido. Hasta el día de hoy a los turistas les
gusta fotografiar las escenas coloridas de los aduares. Pero a través de la
estadística todo resulta un poco diferente.
En el año 1977
el número de gitanos nómadas y seminómadas en Rumanía llegaba a 65 000 personas. Sin embargo, la cifra
total de la minoría étnica gitana era como mínimo de 540.000 personas.
Surge una pregunta lógica. ¿Por qué entonces el
término “la tribu nómada” les gusta
tanto a los periodistas? Hemos hecho un corto resumen por épocas y países. La
estadística muestra que hace tiempo habría que
rechazar todo tipo de clichés.
Comentarios
Publicar un comentario