Hace poco salió un video del youtuber Luis Romviro dedicado a los besos rusos. El canal de Luis está destinado a temas relacionados con Rusia. Descubrí el canal no hace mucho, y me parece muy interesante y curioso.
Pues bien, algunas
de las preguntas de Luis me han parecido inspiradoras porque me sé un par de
ejemplos de la literatura rusa sobre una cuestión en concreto: ¿Qué hay de
los #besos en la boca que se daban los hombres rusos? ¿Solo Brézhnev
besaba así?
Los
besos entre los hombres, en la boca incluso, eran bastante difundidos antaño,
lo que se refleja en numerosas obras de literatura. No voy a indagar ahora
mismo en la historia de aparición de dicho fenómeno, solamente voy a hacer lo
que más me gusta: traducir algunos de los textos, de los que tengo a
mano, pero seguramente se puede encontrar mucho más.
En el libro de V.A. Giliarovsky Liudi teatra (La gente del teatro, 1935) podemos leer:
”Yo todavía olía a humo y estaba mojado, sin embargo Vasia
Grigoriev y Seriozha Evstigneev me recibieron con sus cordiales abrazos y ebrios
besos”.
Dos escritores muy famosos del s.XIX mencionan los besos fraternales entre los hombres. Nikolay Leskov en su Smej y gore (Risa y desgracia, 1871) escribe:
”Por supuesto, sin falta se la llevaré y se la entregaré personalmente
a Gerzen,- y lo empezó a abrazar y besar con besos falsos de despedida y se metió el sobre en el bolsillo trasero del
pantalón”.
“-
Bien. Llévale el beso de paz a nuestro hermano y dile que reclamaré al acusado,
y que la severidad caiga sobre la cabeza criminal”,- leemos en Legenda
(Leyenda, 1836) de Alexander Gerzen.
En
la muy popular novela Río Ugryum (Ugryum Reka, 1933) de Vyacheslav
Shishkov, cuya trama se desarrolla en Siberia en los años de la fiebre de oro,
o sea finales del s.XIX- principio s.XX, se describen varias situaciones donde
el beso en la boca entre los hombres forma parte de la vida cotidiana, como en
éste diálogo de despedida:
-
Bueno, Innokenty Filatych, tengo que irme,- dijo Prójor.
El
viejo lo besó en los labios.
-
Vete con Cristo. Acuérdate de Ninochka. ¡Eh, el bote!
En
la muy leída, valorada y estimada novela histórica de Alexei Tolstoi Petr
perviy (Pedro I) sobre los tiempos del zar Pedro el Grande, dicho beso
estaba a la orden del día. He cogido un par de escenas al azar, y he aquí:
“Dos
moscovitas muy vivaces se pegaron a Mijaíl,- uno era hijo de un comerciante,
otro era escriba- mejor dicho, ambos eran chusma de taberna,- empezaron a
elogiar a Mijaíl, besarlo en la boca, prometer diversión”.
“A
Pedro le cayó muy bien Boris Alekseevich; lo besaba en la boca al encontrarlo,
le pedía muchos consejos y dinero, y el duque nunca le negaba nada”.
“Se
besaba con los coroneles recién llegados”.
Y
un largo etcétera podría engrosar la lista de ejemplos de ésta costumbre tan
peculiar. Pero yo, mientras, me despido con un ósculo santo.
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